En segundo lugar me alegro porque es conocido. Al jurado le suele gustar demostrar su profundo conocimiento del mundo del libro (que seguramente es muy extenso) reconociendo más a los conocidos por motivos políticos que por literarios.
Y en tercer lugar, y es cierto que solapan bastante estas razones, porque escribe muy bien, creando mundos y personas e historias con pericia e imaginación, a lo largo de décadas.
Y finalmente porque he disfrutado mucho de sus libros. Si no fuera por su obsesiva necesidad de meter actos sexuales algo adornados prácticamente en cada párrafo, me gustaría aún más.
Y el Nobel de la paz se ha otorgado a alguien que por lo menos ha intentado mejorar la vida de sus semajantes, lo ha conseguido en alguna medida, y se ha jugado- y ha perdido- muchísimo haciéndolo. Así que enhorabuena a los ganadores, y al comité por respetar el espíritu de Alfred Nobel, por lo menos esta vez.
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