viernes, 30 de abril de 2010

En España Se Construye Poco

Oigo a mucha gente afirmar, como si fuese una verdad indiscutible, que una de las causas importantes de la crisis es que se han construido demasiadas casas. Dudo que los políticos que se han encargado de gastar nuestro dinero a punta pala con el fin de paliar dicha crisis (y así nos va) entiendan ni esta ni otras de las causas, y es casi imposible que la persona media las comprenda. Sin embargo, conviene señalar la falacia que hay en este argumento en concreto.

Lejos de haberse construido demasiadas casas, la verdad es que se han construido pocas. La gente ve casas sin terminar y casas sin vender y cree que un exceso de construcción ha contribuido a la crisis. En absoluto; la crisis ha terminado con la alegría en la industría de la construcción.

La demanda sigue allí, sin ninguna duda. España está llena de gente que desear comprarse una casa; jovenes parejas que se quieren casar, inmigrantes hartos de vivir con otros 15, parados que quieren cambiar de localidad en busca de trabajo, familias que crecen y necesitan más espacio, divorciados que tienen que encontrar el piso de él y de ella. La demanda está allí, como siepre ha estado.

¿Qué es lo que ha pasado, entonces? ¿por qué los que quieren comprarse una vivienda no lo hacen? Evidentemente por dinero. Y ¿qué es lo que impide que todos esos constructores y agentes inmobiliarios que tienen propiedades hasta en la sope y viven de venderlas, no se pueden poner de acuerdo con todas esa personas cuya gran ilusión es tener dónde caerse rendidas al terminar la jornada? No parece tan difícil, pero de repente ha dejado de ocurrir.

Hay dos motivos principales. El precio de la vivienda es muy alto. Se mantiene alto porque el gobierno central y los ayuntamientos ponen límites muy severos a lo que se puede construir, por razones que pueden a veces ser buenas y a veces malas, pero el hecho es que no dejan producir lo suficiente como para aproximar a satisfacerse la demanda. (Un problema menor, relacionado con esto, es que también cobran muy alto los permisos que sí dan, y las ventas que se realizan. Es habitual a todos los niveles de gobierno creer que su función principal es cobrarnos por hacer las cosas más normales y hasta necesarias; por construir, por comerciar, por consumir etc.)

Si fuera más fácil construir, todos tendríamos casas, y mucho más baratas. Faltan casas. Se ha construido poco.

A pesar de la oferta sin consumir, hay mucha demanda sin satisfacer. Los bancos y cajas proporcionaban préstamos a un número suficiente de los deseosos de comprar, haciendo el negocio rentable a pesar de los esfuerzos de los gobernantes. Sin embargo, llegó un momento en que los bancos no se fiaban de recuperar su dinero, y los compradores no se fiaban de poder mantenerse aflote. El resultado es que, o vendes tu casa a precio de ruina, o no la vendes. Si fuera más fácil y más barato construir, lo sería comprar, y esto no sucedería.

El problema no es que se han hecho muchas casas. Uno de los problemas en este país es que se han hecho pocas, y no es por las constructoras, sino por los políticos.

miércoles, 21 de abril de 2010

De Vías Verdes y Vías Viejas

La vía verde es el pulmón de la ciudad. Y mucho más. Con tanto movimiento de personas por el mundo en los últimos años, hay quien se preocupa por la integración. Aquí, estoy convencido, la integración pasa por la vía verde.

Es una curiosidad, esta vía verde nuestra. La vía del tren era de todos, ya que Renfe es empresa pública, pero no es normal que un bien- sea terreno, edificios, empresas, dinero o poder- sea devuelto a sus verdaderos dueños cuando los que se creen que es suyo hayan terminado de usarlo. Pero esto es lo que ha pasado con el comienzo de la vieja vía de Puertollano, fue puesta a disposición de sus dueños, o por lo menos, de aquellos que viven cerca y disfrutan de un paseo por el campo.

Y son muchos. Cualquier mañana te cruzas con gente, y en un domingo que haga bueno aquello se convierte en la M30 en hora punta. Si das una vuelta por la Plaza Mayor a la hora de las cañas en fin de semana podrás saludar a la mitad de tus amigos y conocidos. Para ver la otra mitad, vete a hacer footing por la vía verde. Es un club social, un punto de encuentro alargado y fluido. Un Facebook para los que prefieren el sol a la informática.

Y allí está todo el mundo, pero lo que es todo el mundo. Viejetes entrajetados se compran zapatillas y dan pasos tambaleantes con ayuda de un bastan porque el médico ha dicho que así bajan el azúcar. Señoras muy señoras entradas en años se compran un chándal de color y se dejan ver por allí porque con la crisis no tienen para pasar la mañana en la pelu y además así lucen el MP3 que les han regalado.

Sudamericanas preocupadas por el ancho de sus caderas, musulmanas gordas con velo que quieren bajar la tensión sanguínea, chinos jóvenes andando rápido, charlando de manera animada entre sí, rusos y rumanos practicando un footing bastante serio mientras hablan de cualquier cosa que se les ocurra. Grupos inverosímiles de jóvenes que salen juntos, cuando es obvio que la mayoría no ha corrido en su vida. Parejas en las que la chica ha convencido al chico para que le acompañe, para evitar el aburrimiento o para que se cuide un poco, o el chico ha animado a la chica y ahora se arrepiente viendo como arrastra los pies y no le deja coger ritmo. Parejas de mujeres de cierta edad en animado e interminable cotilleo, siseando con cabezas inclinadas hacia sí detalles de la vida de una lista aparentemente inagotable de familiares, conocidos y personajillos de televisión. Gran seriedad en su andar y en su hablar.

Los hay que son todo codos, o todo rodillas, o todo tobillos, los que echan los pies hacia los lados de forma irregular y peligrosa, los que lanzan esputo con cada paso que dan, los que se ponen rojos como tomates en cuanto empiezan a correr, sus camisetas chorreando sudor que comparten generosamente con todo el que pasa a su lado.

Dicen que correr despeja la mente porque es imposible preocuparse por nada mientras corres, y ves las cosas con claridad y ecuanimidad. Esto no es del todo cierto, dado que la preocupación principal que tiene el corredor es cuándo le va a dar el infarto. Pero aparte de esto, se puede buscar un estado zen en el constante batir de los pies en el suelo, y el rugido de la sangre en los oídos.

No faltan caminos por aquí. El caminante puede ir casi a cualquier parte, cualquier pueblo, pedanía, cortijo, monumento, río, cerro o valle por caminos, sin pisar el asfalto. La red de sendas que ha existido desde siempre ha sido en gran parte expropiado por el gobierno y engullido por el automóvil, pero queda lo suficiente para que el paseante disfrute del paisaje. Ni siquiera es la vía verde la única antigua vía de tren por aquí que sigue siendo camino público. En 1931 desviaron la vía vieja para que pasara al este de la ciudad en vez de al oeste. Entraba por lo que ahora es el parque de Gasset, (la vieja estación sigue allí. Iban a hacer un museo del ferrocarril en la provincia, pero alguien cambió de idea. La usan los jardineros para guardar sus herramientas. Una pena. Y han hecho un museo del Quijote, una solemne estupidez, pero por lo visto atrae a los turistas. Serán los viejetes que llevan por allí en autobús y pastorean como ganado. No creo que vean nada ni les importa, pero mientras pagan…) seguía la Ronda, y salía por el cementerio. A partir de allí, y hasta la Atalaya, donde comenzó el desvío, sigue siendo un camino, y hay todavía un par de edificios, ahora casas, que eran almacenes de la Renfe en aquellos tiempos.

A partir de la Atalaya, hasta más allá del río, se puede ver los terraplenes que llevaban la vía anterior a la del Ave, en algunos puntos donde se separa de ésta, pero la construcción del campo de golf ya dificulta el acceso, y va destruyendo lo restante.

Pero donde se ve a todo el mundo es en la vía verde. Entre las muchas categorías y tipos de viaverdista hay varias maneras de dividirlos a grandes rasgos en dos clases principales: se puede contratar los que andan con los que corren; los que están en forma, o aspiran a ello, con los que sólo pretenden no engordar más o no morirse pronto; los que van solos y a su aire, con los cascos puestos y la vista fija en el horizonte, de los que lo conciben como acto social, a realizarse forzosamente en grupo; a los que motivan y se motivan de los que reciben motivación, a veces a pesar suyo; y, y es una distinción importante, los que llegan hasta el puente con los que van más allá. Más allá del puente es otro mundo, con otra gente, otra fauna.

Hasta el puente sólo se ve el puente. No sólo sirve como meta al víaverdista de esta clase, también es un límite, un gran cierre que cruza el horizonte cada vez menos lejano y limita el camino, el mundo y la imaginación del caminante. Llegado al límite, se para. ¿Cómo no, si es el fin?

Pero el que es capaz de concebir algo más allá de los límites sigue andando o corriendo, pasa debajo del puente, rompe el muro, y de repente no tiene límites, el mundo se abre ante él cual alfombra de esas que tiras de un lado del rollo y se van al quinto pino cubriendo el suelo para que ande alguna actriz o politicucho sin riesgo de que se le confunda con una persona cualquiera.

En fin, que más allá del puente se puede andar o correr sin metas, sin límites, se puede inventar otras formas de ver el mundo y de hacer ejercicio, se puede llegar al río, al aeropuerto, a varios pueblos, a algún cerro, y divagar por kilómetros y kilómetros de caminos, de cultivos, de terrenos, de tierras, de vistas y cortijos. De posibilidades, es decir, hasta que el cuerpo y la mente no puedan más.

viernes, 16 de abril de 2010

La Prensa no nos Defiende

Ayer tuve la desgracia de ver unos minutos de noticias en la televisión. Suelo evitar el contacto con estas cosas- la vida es muy corta- y no recuerdo que canal era, pero la 'noticia'- que, por supuesto, no era tal, sino una anécdota, un cotilleo- se contó desde un punto de vista trisemente autoritaria. Resultó difícil saber si esto reflejaba la fuente, que sería la policía, me imagino, pero la impresión es que el medio tenía ganas de mandar a la cárcel a un joven que no había hecho nada criminal, simplemente por no vivir conforme a su ortodóxia irreflexiva.

Si los periodistas salieran un poco más de su burbuja, si dejasen de opinar a gritos sobre todo y se dedicaran a escuchar un poco, informarse un poco, descubrirían- y los políticos con ellos- que mucha gente, una gran mayoría, seguramente, no sólo no comparte el patrón de ortodóxia de vida y pensamiento que nos quieren imponer, sino que lo desconocen y carecen de todo interés en él. La gran mayoría de la gente vive y piensa y habla y actúa como les da la gana, sin referencia a lo que la élite periodística dice sobre cómo deberían pensar y vivir.

Personalmente veo muy poco la televisión y no suelo leer los periódicos. Me informo de lo que me interesa mediante fuentes primarias o agencias fiables. No me ineresa en absoluto el famoseo, el cotilleo, la retahila de anécdotas derivadas y estupideces generales que nos quieren vender como noticias. Si quiero saber algo, quiero información fidedigna sobre los hechos puntuales y analísis e interpretación por parte de personas que sepan de qué hablan. Las opiniones condicionadas y dogmaticas de un ignorante no son noticia, por mucho que se llame periodista.

La historia que contaron en la tele iba de uno de León (creo) que tenía varias armas y se grababa disparándolas y colgaba los videos en youtube. Sus vecinos decían que era un chico majo, aunque alguno sí dijo tener problemas con él, las armas tenían licencia y disparaba en un lugar y en circunstancias dónde estaba permitido. Se entendía que no tenía antecedentes ni denuncias pero la policía (parece) y la prensa (explícitamente) ha decidido que hay que encontrar una excusa para procesarle. ¿Será que les cae mal? ¿Será porque vive a su manera, como quiere, sin pedirles permiso por no ser como ellos?

Sea como fuere, se la va a procesar, dicen, por tener imagenes de esvásticas en su casa. Esto, por lo visto, es un delito, es apología de grupos totalitarios o alguna cosa así. Tenían que encontrar algun delito, y como no ha hecho nada, han tenido que inventarse uno.

Asómbrense. No por agredir o amenazar a nadie, no por pertencer a o dirigir un grupo violento, no por alentar a otros a atacar a negros, judíos o socios del Ponferradiña, sino por tener imagenes en su casa.

No siento nostalgia por la iconografía Nazi, pero prohibir la posesión de representaciones de estos símbolos, si esto es lo que se ha hecho, es tremendamente iliberal. Al contrario de mucha gente, tampoco siento nostalgia por la iconografía comunista, y no quiero que se prohíban. Tengo que ver banderas pre-democráticas, la hoz y martillo, y la foto de ese asesino y malnacido Ernesto Guevara en todas partes, y nadie, yo tampoco, pretende que se repriman. Cada vez que veo una imagen de este tipo me recuerdo lo que representa- una abominación que, tristemente, sigue perteneciendo al presente de nuestro mundo; por lo menos el nazismo parece ser cosa del pasado- y tambien me recuerda que tenemos la inmensa suerte de vivir en un país libre donde cada uno puede expresarse y abrir un debate.

¿De verdad es ilegal tener una esvástica en casa? Me cuesta creerlo, pero, si es así, tendré que comprar una.

domingo, 11 de abril de 2010

Arte Contra-Reloj


A la señora de Rocinante le da por la pintura. Pinta mucho y bien. Experimenta con temáticas y técnicas, y de vez en cuando se apunta a un concurso de pintura rápida, que consiste en eso, en realizar un cuadro de principio a fin en un tiempo determinado.

Lo normal es que haya un tema general, y en este caso era el pueblo (pedanía, más bien) y alrededores de Peralv(b)illo, con sus bonitos paisajes, llenos de agua y aves, peñas, ganado y un desfiladero de gran belleza. Lo mismo es caminar, así que le acompañé, para darle ánimos y para andurrear por la zona rio arriba, que no conocía bien.

En vez de contarlo ofrezco fotos, de los cuadros y del campo. Pero quien sea amante del campo y quien tenga oportunidad que se acerque a Peralvillo un día de primavera, cruce el rio y se pierde por los caminos. Le merecerá la pena.

jueves, 8 de abril de 2010

De La Libertad

Al contrario que Santiago Carrillo, e incluso que muchos que se llaman demócratas, creo en la libertad. Por eso, no cuestiono su derecho a decir sandeces, ni el de El País a publicar lo que escupe. Sí cuestiono por qué un periódico serio da importancia a las salivaciónes senectas de este personaje, irrelevante hace décadas, y que, al decir verdad, nunca fue importante. Pero aquella es, al fin y al cabo, una decisión comercial de una empresa privada, y no discuto su derecho a tomarla.

La respuesta democrática, y se podría decir, libre y humana, ante una opinión que no compartimos, incluso que nos parece peligrosa, no es prohibirla, ni callar a quien la tiene por la fuerza, sino exponer sus errores, y las opiniones propias. Así que hable Vd. Sr. Carrillo, pero aquí estoy, estamos muchos, para recordar a los que se puede sentir tentados por sus ideas, en qué consiste realmente su filosofía política, y por qué sigue siendo un peligro real.

Las ideas que promociona Carrillo no son las chocheces de cuatro viejos gilipollas agitando una bandera; no pertenece solamente a un pasado vergonzoso: lo que defienden sigue matando a gente y destrozando millones de vidas en diversas partes del mundo.

El comunismo en sus muchas formas- cada tirano se crea una nueva- es, como sistema económico, un completo desastre, llevando inevitablemente a las sociedades obligadas a practicarla, a la pobreza individual y la ruina nacional. Esto se ha demostrado muchas veces en la teoría y en la práctica. Nunca ninguna sociedad comunista ha tenido una economía sana, ni ha aumentado su prosperidad. Siempre han ido en declive, y por razones que no son difíciles de entender. Esto es, por sí solo, suficiente para tildar a sus simpatizantes de necios que desprecian la libertad y la comodidad de sus congéneres.

Sin embargo, en lo social, el comunismo- llámese Marxismo-Leninismo-Trotskistmo-Castrismo-Juche-Revoluciónpopularismo o lo que se quiera- es incluso más desastroso. A pesar de nacer- nos dicen los cabecillas de las revoluciones- de la expresión de un sentir popular, resulta que la gente no lo quiere, y sólo puede existir si unos cuantos déspotas violentos, amantes del poder y la sangre ajena, se auto-eligen como élite, para imponer, con amenazas, bombas, balas y navajas, su reinado, sobre una inmensa mayoría que no lo quiere, y encima esa mayoría, esa masa popular, esos trabajadores cuya libertad es la excusa para la dictadura de los tiranos, se ven obligados a aceptar, bajo amenaza de muerte, que su voluntad es lo que los mandan los tiranos, y no lo que ellos desean.

Esto sigue pasando, Sr. Carrillo, y mientras Vd. y sus secuaces siguen haciendo apología de dictadores asesinos, no se borrará esta abominación de la faz de la tierra.

Así que respeto su derecho a opinar, Sr. Carrillo, porque ese derecho está muy por encima de Vd. y de mí. Pero a su persona vetusta, que la respete su señora madre- a mí me la sopla.

martes, 6 de abril de 2010

De Hijos de Puta que se Resisten a Morir

Así que un comunista, que nunca ha pedido perdón ni ha rendido cuentas por toda una vida de desprecio y amenazas hacia la democracia, la libertad y los que no piensan como él, opina que un partido, surgido de la voluntad democrática, gobernado por unos estatutos democráticos, enmarcado plenamente dentro de una sociedad democrática y amante de la domocracia, y que representa a una minoría muy grande de los ciudadanos de esa sociedad, es un peligro para la democracia.

Que semejante sujeto, odioso, violento, ani-democrático, decrépito, egolatra, representante únicamente de cuatro gilipollas, de ideas trasnochadas, repelentes y represivas, se exprese de tal manera no es lo sorprendente. Lo que llama la atención es que un periódico serio como El País considere que debe prestarle atención, y sacarle en portada.

Realmente, hay que joderse.

Por otra parte, el mismo periódico tiene hoy este artículo, en el que una cubana desterrada por los tiranos que allí siguen destuyendo su país analiza la retórica de Raúl Castro y la compara con la de Fidel. Sin embargo, la manifiesta incompetencia de Raúl hasta para hacer de dictador no le produce optimismo sobre el futuro de su tierra y su pueblo.

viernes, 2 de abril de 2010

Semana Santa

En estas fechas la ciudad se ha transformado de nuevo. Está siempre cambiando, en respuesta al tiempo, el ánimo de la gente, las fiestas o celebraciones del momento, y esta semana coincide el buen tiempo con unos días de descanso y con las procesiones. La gente está en la calle, de compras, de cañas, de misa, de paseo, jugando con los niños en el parque, hablando con amigos en cualquier murete o terraza. Y ven las procesiones.

El ambiente que rodea las procesiones es muy llamativo. La gente llena las aceras y espera mucho tiempo para ver pasar una imagen y unos penitentes. ¿Qué les impulsa a hacerlo? No es, creo, un impulso religioso (como tampoco es la fe la principal motivación de los penitentes y costaleros), pero es mucho más que curiosidad. Se contemplan las procesiones de Semana Santa con una actitud muy diferente a la que se observa en carnaval o ante otos desfiles y festejos callejeros. Se está consciente de lo profundo de la tradición, de la fuerza de voluntad de los que portan o acompañan el paso, y de presenciar un acontecimiento con un significado cultural muy profundo, del que forman parte los espectadores, por cierto, y también de gran importancia e interés inmediatos.

La gente no va para cumplir con alguna obligación, sino porque quiere verlo y estar allí. Los jovenes y los adolescentes, y siempre hay muchos, acuden para ver el espectáculo, pero respetan y valoran los diferentes papels de los participantes, sus pies responden al ritmo y la música de las bandas, se callan mientrás se cantan las saetas, no por bien cantadas, que muchas no lo son, sino porque reconocen el amor con el se canta. Son instintos, cosas que se sienten de verdad. No son fingidas.

He visto, a las dos de la mañana, a centenares de personas, posiblemente miles, contemplando en silencio como unos costañeros agotados devuelven a la Virgen a la Catedral, de espaldas y de rodillas. Están porque quieren estar, porque les merece la pena estar. Hacemos muchas cosas sin saber por qué, por obligación o porque nos parece que deberíamos, pero esto no es así. La gente tiene otros motivos, y lo da un ambiente distinto, y de gran fuerza.