martes, 4 de mayo de 2010

La Voz Pasiva

Hoy se celebran elecciones en el Reino Unido. El resultado no está muy claro, y a lo mejor no lo está hasta pasados unos días, ya que, por primera vez en décadas, el partido con más escaños puede no tener mayoría absoluta. Esta es una situación muy poco habitual en mi tierra, y la historia sugiere que, aunque dos partidos lleguen a un acuerdo, aceptable al Parliamento, será inestable y habrá otra elección en un año aproximadamente.

Si se cumplen las encuestas- y todo hay que verlo, porque el voto popular general no se traduce en una distribución uniforme de votos, ya que, por ejemplo, en los escaños más reñidos la participación suele ser más alta, y los escaños tradicionalmente laboristas están, de forma desproporcionada, dentro de las grandes ciudades, y tienen menos votantes, así que los votos necesarios para elegir a un laborista son menos que los que necesita un conservador- todos buscarán formar alianza.

No seamos ingenuos; ya lo han hecho, pero los pactos de los líderes se activarán según el resultado final, según necesitan más o menos apoyo para llegar a la mayoría absoluta, y también los jefes de los partidos tendrán que convencer a sus diputados en número suficiente, coda nada fácil. Una cosa es que los jefes vendan nuestros votos pactando entre sí, y otra que convenzan a los que les pisan los talones para que hagan lo mismo.

Gordon Brown es un personaje lamentable, un completo inútil, un fracasado que llegó a ser primer ministro por otro pacto de esos sin que el pueblo pudiera pronunciarse, y que está, además, al borde de la locura. No sirve para ser líder de nada, nadie le seguiría a ninguna parte ni se dejaría convencer por ninguna idea u opinión que expresase.

Nick Clegg no ganará, por los Liberales nunca ganan, y hacerse LIbDem es decir al mundo que no quieres ganar.

David Cameron es joven, enérgico, y producto de un equipo de marketing. Si tiene ideas, si está dispuesto a hacer lo que hay que hacer, se guardo mucho de decirlo en público. Los sondeos dicen que ganará pero sin mayoría absoluta. Mal asunto. No nos gusta. Sin embargo, los mercados financieros apuesta por la victoria conservadora, formando gobierno en solitario. No se suelen equivocar, así que veremos, veremos.

Hoy mis compatriotas deciden a quién le dan permiso para robarles su dinero y decirles, bajo amenaza, lo que pueden y no pueden hacer. La política es un asco. Estaríamos nucho mejor si nos dejasen en paz, pero mientras tanta gente tiene sed de poder y dinero ajeno, podemos darnos por contentos que hayamos encontrado una forma de controlarles. Les podemos echar (los de Londres, por lo menos; lo de Bruselas es otro cantar), y eso es un lujo que muchas personas en el mundo no tienen.

Así que celebro la democracia, un sistema que, cuando funciona, controla bastante bien los impulsos rapinos de los que nos quieren mandar.

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