El cementerio estaba lleno este lunes. Fuera había decenas de puestos de flores para los que habían pensado que no hacían falta, un montón de coches para los que no querían andar, un buen número de policías por si los coches no encontraban sitio o do familias encontradas llegasen a la vez, vendedores de regaliz de palo, mendigos y borrachos que aparecen siempre cuando se junta una muchedumbre; y dentro la gente, mucha gente, procesa, se detiene, contempla, observa, actúa, se ríe, discute, a veces llora, limpia, dispone flores, comenta la limpieza y las ramas de los demás, lamenta que hay más tumbas que nunca, y que hay inquilinos nuevos en el patio de párvulos.
Los muertos dan mucha vida, y el día de los santos los vivos salen a jugar entre los muertos. Resulta un espectáculo muy interesante.
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