domingo, 23 de enero de 2011

De Santos y Tambores

Hace tres días se celebró la fiesta de San Sebastián, santo patrón de los arqueros y los degustadores de marisco.

Siempre me hace pensar, como no, en esa bella ciudad, sus playas, su casco viejo y su zona portuaria, donde se come como en pocos sitios, y los entendidos se llenan de marisco del buen mientrás se toman las cañas, antes de ir a casa a tomar el postre.

He pasado muchos veranos en San Seb (realmente en el campo a unos 8 kms) y casi todos esos recuerdos incluyen un sol espléndido, vistas preciosas, agua dulce o salada y comida exquisita, pero uno se sale de lo habitual y recuerda un día de invierno, precisamente el día del Santo, que se celebra con La Tamborrada, evento dedicado a disfrazarse de lo que sea, coger algo capaz de aguantar un golpeo repetido y prolongado, y hacer mucho, pero mucho ruido.

Fue hace 20 años, no sé si ha cambiado. Por la noche, la víspera, creo, sale la gente, las pandillas buscando un sition donde cenar y tomar algo en el corazón del bullicio, cada uno con su tambor, aunque fuera de circunstancias, y las peñas con su uniforme, militar, profesional, artesanal, jocoso, según, patrullan la zona del centro, cada grupo con un ritmo propio, a veces entrando en competencia entre sí. Hipnotiza, aturde, sorprende, deleita y molesta por turnos, pero más que nada da ambiente y todo el mundo, aquella noche, quería que su cena y sus copas temblasen y el plato y el vaso por el estruendo rítmico que llenaba todo, y que procedía de todos, cada cual a su manera, con su ritmo, su intrumento y su fuerza. La fiesta del santo no podía tener otro color ni otro sonido.

Los únicos que se quejaban eran unos colgados en un lateral de ua plaza. El éxtasis estaba muy de modo por entonces y cada vez que pasaba una peña con 20 or 30 tambores sufrían dolor físico por eso del aumento de sensaciones. Mala noche para meterse una cosa así.

Duró toda la noche. Yo no, pero incluso después de retirarme seguía oyendo, como toda la ciudad, el doblar de tambores hasta el amanecer.

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