viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Por Qué Pagamos a Esta Gente?

¿Por qué será que cada vez que me tengo que acercar a la administración pública me dan ganas de cagar en su madre? Esta mañana tuve que hacer un papeleo de esos inventados. Me dieron cita para hoy en setiembre; me encantaría saber que es lo que tenían que hacer durante dos meses para no poder atenderme antes. Todo menos trabajar, me figuro, ya que podían haber atendido en ese tiempo a todos los extranjeros de la provincia diez veces.

Lo que vi, y lo que me cabreó, como siempre, fue los mismos vagos e incompetentes que en todas partes, con la misma actitud irresponsable y de desprecio que parecen tener todos los funcionarios de bajo nivel.

El sistema es un caos, nadie se responsibaliza de nada, se quejan de la gente en su cara, hay una parsimonia y una actitud de pasotismo intolerables. Cotillean entre ellos mientrás la gente espera; desparecen sin explicaciones; no tienen el menor sentido del valor del tiempo de los demás.

Seguro que esto lo está leyendo alguno de estos funcionarios no comprendería de qué me quejo, y allí está el problema. Estas personas no saben lo que es el trabajo, no entienden que en el mundo real, de la gente que trabaja en la economía productiva (los que pagamos sus sueldos, es decir) el dinero hay que ganarlo, no cae del cielo, el trabajo hay que crearlo, y si no lo hay no se trabaja, no se paga a personas innecesarias, improductivas o inútiles. Si yo trabajara como trabaja esta gente, sencillamente no tendría clientes, ni trabajo, ni ingresos. Y no mejorarán porque no tienen ningún concepto de lo que es ganarse la vida con trabajo de verdad. (Lo he intentado explicar; ponen cara de incomprensión.)

Había un grupo de rumanos que llevaban allí toda la mañana. Trabajarían en el campo, en la construcción, en pueblos de por ahí. Ganarían poco. Habían pedido permiso en el trabajo y habían viajado a la capital para  hacer papeles, eso que tanto les encanta a los gobiernos. Había, por lo visto, algún problema con los ordenadores y a mediodía seguían esperando, el jornal perdido, sin saber qué hacer, pensando cómo explicar al jefe por qué no llegarón a presentarse. A mí me jode mucho perder el tiempo con estas tonterías pero no voy a pasar hambre por ello; alguno de estos tal vez sí.

No había ninguna sensación de urgencia entre los funcionarios; no había informáticos corriendo para solucionar el problema (vale, a lo mejor los servidores están en otro lado, pero en una empresa normal, con clientes haciendo cola en los pasillos, se notaría una actividad febril); nadie ofrecía información, o disculpas, nadie se responsibilizaba de lo que estaba pasando; los oficinistas estos intercambiaban miradas y comentarios sobre 'como se ponía la gente' (algo nerviosa, lógicamente); como si fueran ellos los que sufrían.

Se limitaban a decir 'no es culpa mía', y 'volved el lunes', con cara de asco. Verdaderamente decimonónico.

Si Vd. tiene un trabajo de verdad, en el que su jefe, su empresa, sus clientes le pagan con su propio dinero porque creen que lo que hace les vale ese sueldo, le felicito de corazón. Vd. sabe lo que es trabajar, lo que es satisfacer al cliente, atender al público, ser un profesional. Y parece que cada vez somos menos.

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