sábado, 30 de enero de 2010

De Santo Tomás

El jueves se celebró la fiesta del gran santo de Aquino. Curiosamente se celebra el día del traslado de sus restos a su sitio de su actual descanso, y no en la fecha de su muerte (su nacimiento al cielo) como es costumbre en la Iglesia. Digo celebrar, aunque los que la celebraron de alguna manera fueron los docentes y sus pupilos, y lo hicieron el viernes, ya que todas las instituciones educativas se dieron un descanso en su honor. La gente normal se habrá enterado poco, pero Santo Tomás es digno de celebración.

Es doctor de la iglesia, uno de un grupo de 36 teólogos que han definido la teología a lo largo de los siglos, cimentando lo moral y lo divino com una base filosófica rigurosa y completa. Séase o no creyente, el cerebro de la mayoría de estos personajes era muy considerable, y Santo Tomás es quizá el más dotado de todos.

Sus escritos lo demuestran, y la Summa Theologica es una obra impresionante, tal vez uno de los más grandes monumentos del pensamiento humano. La manera en la que parte de la filosofía de Aristoteles, otra de las grandes obras de la historia, para construir una filosofía moral interconexa y defendible mediante el intelecto y la razón, tratando todos los aspectos del comportamiento humano y todos los objetos de investigación y adoración que tiene la Iglesia, creando una unidad de pensamiento de total coherencia y enorme profundidad, es sencillamente extraordinaria.

Me gustan las personas inteligentes, y las celebro.

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