... es que casi todo es posible.
El que quiera ganar más dinero, mejorar su situación laboral, perder peso, sentirse en forma, escribir una novela, ser feliz, conquistar una chica, dejar de fumar, o de beber, adquirir unos conocimientos, comprender un asunto, controlar uno u otro aspecto de su vida... no tiene más que hacerlo.
Hay límites, sin duda. La enfermedad grave, la pérdida de seres queridas, la deseperación económica, la mala suerte con el cuerpo, la mente, o la familia que nos toca, una situación realmente fuera del control de uno, nos pueden impide hacer lo que otros hacen, pero...
Estos límites rara vez están dónde creemos, sino mucho más lejos, y debemos conocerlos bien antes de lamentarnos.
No se trata de hacer lo que otros hacen, sino lo que nosotros nos proponemos.
El recurso más valioso que tenemos es nuestra propia voluntad, fuente pródiga de dinero, felicidad, libertad, respeto o lo que cada cual estime importante, y sin embargo la despreciamos.
Nuestra actitud suele ser que no podemos, que no tenemos tiempo, que nos tienen que entender, que nos tienen que dar de lo suyo, que somos así y ya está, que nos tomen a nuestra propia valoración, sin valorar a los demás.
Los que tienen éxito en lo que se proponen, sea llegar a Presidente del Gobierno, tener una empresa boyante, vender un millón de discos y salir en las revistas de cotilleo, jugar en el Madrid, ganar Gran Hermano, llegar alto en su profesión, cambiar las vidas de unas personas en alguna parte del mundo a mejor, lo han conseguido gracias a un grande y constantre esfuerzo. La recompensa no va proporcionado, no es igual para todos, y no se paga el esfuerzo y el tiempo directamente, se podría decirque no es justo, pero es lo que hay, y los que logran lo que persiguen han tenido que hacer un ejercicio de voluntad que muchos no han querido hacer.
El 99% de los gordos lo están porque prefieren ser gordos antes de hacer ejercicio y comer menos. Están gordos porque quieren. Igualmente los borrachos, los drogatas, los infelices, los insatisfechos y fracasados, los que echan pestes de algún aspecto de su vida y piden comprensión y que lo solucionen los demás; cualquier cosa menos tener que esforzarse, responsibilizarse de sí mismos, ejercitar la voluntad y ser por sí mismos lo que no se atreven ni a creer que pueden ser.
Soñar es gratis y hay muchas horas en el día. Aprovecharlas es cosa tuya. Nadie puede hacerlo por tí, ni paliar los resultados de no hacerlo. Pero tú sí que lo puedes hacer. Sorpréndete, porque la sorpresa te dejará de piedra, asombrado, incrédulo. Sin excusas, sin miedo, hazlo, y reclama lo que es tuyo. Hasta el mundo entero si quieres.
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