jueves, 19 de noviembre de 2009

Ese Presidente de 'Europa'

Hay poco interés, por lo que veo, en el nombramiento del Presidente del Consejo de la UE, y el 'Ministro de Exteriores' que tendrá la poco envidiable tarea de intentar unir las políticas exteriores de 27 paises, y convencer a los gobiernos de actuar en contra de sus intereses en un terreno de suma importancia, real además de política.

Un propósito del Tratado de Lisboa, supuestamente, según la propaganda que llevan años lanzándonos, era de paliar un poco el enorme déficit democrático en la UE y de acercar a las instituciones a los ciudadanos. En cuanto logrtaron aprobar el Tratado, mediante engaños, sobornos, tratando tres rechazos en plebescito como si no hubiesen pasado, y negando a los demás paises hasta la apariencia de particpación en el proceso, se olvidaron de esos propósitos y volvieron a lo de siempre- repartir el poder, sin elecciones por supuesto, entre amiguetes corruptos o fracasados a los que se les debe un favor.

El presidente puede ser un ex-ministro Belga, o un Latvio anónimo. No será ni Tony Blair ni nadie conocido, porque todos tienen enemigos y llamarán la atención sobre el puesto. Lo que está muy claro es que ninguno de los ocupantes va a glorificar la posición, ni va a tener peso ni presencia en Washington, Pekín, Londres, y probablemente tampoco en Bruselas.

La falta de interés de los medios y de la gente, los nombramientos a dedo, la falta de consideración de los intereses y deseos de los ciudadanos, la ausencia de toda democracia, el fracaso que inevitablemente supondrá para las intenciones declaradas de Bruselas; todo esto es normal, estamos acostumbrados. Pero me sorprende- o quizá no- que la prensa no denuncie la situación con la fuerza que reserva para los penaltis en contra del Madrid y los comentarios 'desafortunados' que creen interpretar en la palabras de un politiquillo que les cae mal, o Dios nos libre, una supuesta crítica lanzada contra un 'compañero.' La prensa como siempre va a lo suyo, que es vender periódicos o anuncios, y sentirse importante. El ciudadano de a pie les importa tanto o menos como a los políticos.

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