Veo que han vuelto a detener a Arnaldo Otegi, hijoputa, alentador y encubridor de asesinos, maloiente, malvestido y con una cara de chulo gilipoyas que por sí sola le valdría veinte años de cárcel.
En democracia es muy difícil prohibir un partido y detener a políticos, aunque no lo sean en el sentido normal. Pero este es el portavoz mayor de una panda de asesinos; quiere que nos maten y con el uso que hace de su voz y su puesto ayuda a que nos maten. Eso anima a una sociedad democrática a buscar una solución imaginativa. Que actúe la justicia, pero cuanto más tiempo está entre rejas, más me río.
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